Hace un par de días termine de leer “La senda del perdedor” de Bukowski y no pude dejar de compararlo con un autor que leí hace un par de meses, aunque parezca algo extraño para algunos se trata de Jaime Bayly, cuando leí “No se lo digas a nadie”.
Yo por supuesto no soy un crítico literario ni pretendo serlo, es mas este articulo que escribo lo hago como un ejercicio personal, si por ahí a alguien le parece interesante lo que escribo en buena hora.
Yo por supuesto no soy un crítico literario ni pretendo serlo, es mas este articulo que escribo lo hago como un ejercicio personal, si por ahí a alguien le parece interesante lo que escribo en buena hora.
Ahora si a lo que iba, decía que Bukowski me hacia acordar a Bayly o viceversa, ya que los dos utilizan el exhibicionismo como una técnica literaria, recurso o como se llame, la cosa es que los dos utilizan pasajes de sus vidas y los exponen agregándoles algo de ficción para alimentar el morbo del lector.
Hace poco en una entrevista que le hace el diario Perú 21 a Bayly a propósito de su libro “El cojo y el loco”, cuando le preguntan ¿qué tan cerca esta de los mundos de miseria que describe Bukowski?, el responde que “Bukowski sigue siendo uno de mis héroes literarios … Bukowski fue un deslumbramiento para mí: me enseñó que las cosas más sucias podían (debían) contarse”, y eso es precisamente lo que hacen los dos, exponer todas sus “mierdas” para así quizás poder liberarse de esos demonios interiores que llevan cada uno.
Aparte como personajes los dos son antagónicos: Uno alcohólico, el otro cocainómano; uno proveniente de una familia pobre y el otro de una familia adinerada; uno machista y putañero, el otro bisexual y sin a veces poder excitarse frente a una mujer.
Leyendo las dos novelas que leí en donde cada autor relata el inicio de su historia, de su derrotero y de del llevaron el camino que llevan, como tratando de explicarles a todos el porqué del como son y que no merecen ser juzgados por nadie porque son productos de sus experiencias, de sus obsesiones y de sus locuras.
Los dos son entretenidos, fáciles de leer, demasiado graciosos y grotescos, se podría decir unos cómicos ambulantes de la literatura, unas “malcriadas” de la pluma, a eso apuntan, no a ser el gran escritor del siglo, pero si el escritor que va a vender rápido su próximo libro porque alimentan el morbo de la gente, porque son unas vedettes moviendo las caderas al ritmo en que van sus vidas, y lo divulgan de la mejor manera en que saben hacerlo, a través de un libro, contándolo en ficción, no haciendo una biografía que resultaría aburridísima sino una novela amena y divertida entregada por partes, un poquito en este libro, otro poquito en el otro, para que los lectores sigan comprando, de eso se trata este tipo de novelas de un “exhibicionismo literario”.
Léanlos y saquen sus propias conclusiones.
Esta es mi humilde opinión.