26.7.07

Mea(rq) Culpa, más allá del bien y del mal


A lo largo de la historia de la humanidad, para bien o para mal, la arquitectura y los arquitectos han tenido un papel preponderante en el desarrollo de las civilizaciones. Desde la visón del genio renacentista el cual dominaba todas las ciencias y artes, hasta nuestros días, en que cada arquitecto puede especializarse en una rama especifica del diseño, la tecnología o del arte. Pero lo que siempre ha existido son maestros y alumnos, y obviamente algo que aprender...


Es claro que nuestra realidad académica en comparación a otros países es distinta, o desventajosa, un reflejo inevitable de nuestra propia realidad nacional. Sabemos que tanto escuelas de arquitectura particulares y privadas tienen problemas estructurales graves, los cuales no permiten que quizá el estudiante se desarrolle como desee. Estudiamos en facultades, muchas de ellas estacionadas en el tiempo, con profesores “nombrados” (este término ambiguo puede ser sinónimos de: desactualizado, dinosaurio, obsoleto, estático, desinformado, o hasta pasado de moda) que lo único que recuerdan de arquitectura es el olor de las cenizas de Mies o Le Corbusier, pese a que sabemos que el mundo a cambiado y son otros vientos los que corren en el oscuro, o a veces demasiado iluminado callejón de la arquitectura.


Pero para colmo de males en este panorama aparentemente desalentador, estamos los estudiantes de arquitectura, agraviando el problema. Parece que nuestro gran complejo de inferioridad o nuestra no menos pequeña ignorancia nos hacen enfrentar los problemas de manera errónea en la mayoría de los casos. Sabemos que hay problemas y sabemos que para toda acción hay una reacción, ¿cuál?..Quejarse...quizá lo que mejor hacemos, quejarnos y echarles la culpa a otros de nuestras propias falencias, y el caso más obvio y patético es la universidad. Parece que la mayoría de nuestros estudiantes de arquitectura todavía no han dejado la leche materna, y piensan que la universidad es como el colegio, y que el profesor es un madre abnegada que te tiene que dar “teta” de conocimientos...Eso duela a quien le duela es la actitud más facilota y mediocre del mundo...sin embrago para nuestra fau(na) estudiantil está bien, no pasa nada...


El hecho de quejarse no está mal sin embargo, antes deberíamos hacer una reflexión de lo que realmente uno está haciendo por los demás, por el esfuerzo de sus padres, por la arquitectura y por uno mismo. ¿Realmente estamos dando el 100% en todo lo que hacemos?, ¿realmente amamos esta carrera?


La realidad aparente diría que NO, y el hecho que sea no tiene que ver ni con los profesores ni con la universidad, ni con la realidad del Perú, nada de esas cosas, pasa por la voluntad personal. Vivimos en el siglo XXI, en el cual es el colmo que un chico universitario de arquitectura o de cualquier carrera, no sepa lo que pasa en el mundo o en su propio entorno, tenemos la Internet, los libros, periódicos, y demás medios para informarnos y ser mejor en nuestro desarrollo profesional, sin embargo no lo hacemos. Preferimos echarles la culpa a otros cuando no pudimos aprender de historia, de construcción, de diseño. Estamos condicionados a que la cátedra imponga el ritmo de nuestros proyectos, de nuestras vidas...cuando en realidad los estudiantes son los que deberían proponer el ritmo de la universidad. Zaha Hadid por ejemplo en una entrevista describe su paso formativo por la AA (Architectural Association of London) afirmando que es una escuela en la cual nunca le enseñaron nada, ni si quiera como a hacer un plano, sin embargo tanto docentes como alumnos vivían en un contexto el cual prácticamente los obligaba y motivaba a la vez a pensar, a reflexionar e investigar, en el cual el profesor se convierte en un consultor a las dudas que uno mismo se plantea y busca respuesta.


“Nunca me pareció que la enseñanza pudiera hacer pensar a una persona, pero creo que la educación consiste en abrir puertas la gente, en permitir que los estudiantes puedan ver más allá de justo donde están en ese instante del tiempo” (Hadid, el Croquis103)
Deberíamos entender la única forma de mejorar las cosas que están mal es comenzar por uno mismo, si cada uno de nosotros pusiera de su parte para ser mejor, el entorno mejoraría y habría más competencia, realmente podríamos formar una cultura arquitectónica emergente la cual obligue a los malos elementos del sistema a desaparecer, una selección natural casi darwiniana en la cual solo los que quieren, pueden, sueñan y aman la arquitectura den el ejemplo.

Extraído de arkeidos studio



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