"En Tenerife paso ocho semanas al año. No son pocas, ¿verdad? Tengo una casa desde la que se ve el mar y, al fondo, Gran Canaria. Tengo amigos, me gusta ir... Tenerife es el ejemplo de lo que es Canarias: está lo más bonito y lo más feo en una sola isla, pero, allí, además, a lo grande: el pico más alto, el mayor desierto...". ¿Y en Basilea? ¿En qué tipo de sitio vive? "Es una casa en el centro, la hicimos nosotros. Tengo el despacho cerca. En realidad ésa es la única razón para vivir en el centro. Ya sé que muchos arquitectos se empeñan en vivir en el casco, necesitan vivir en un contexto que luego, con su trabajo, destruyen. Qué le puedo decir...".
Jacques Herzog no está en Tenerife ni en Suiza sino en Madrid, en unas jornadas dedicadas a presentar la sede del BBVA que su estudio,Herzog&De Meuron (el de la Tate Modern, el del Estadio Olímpico de Pekín), construye en el norte de Madrid. Cualquiera que haya entrado o salido de la ciudad por el norte, por la A1, habrá visto el perfil de su torre como una vela ondeando.
P: Seguro que sabe que el BBVA de La Castellana es un edificio importante en este país.
R: La torre de Oíza es muy interesante, pero no ha sido una referencia para nosotros porque el contexto es muy diferente. La referencia es la ciudad entera, todo el contexto que ya existe, con sus ejemplos buenos y malos, y que empleamos como un objeto encontrado. Este edificio será la sede de una empresa pero quiere prestarse como un nuevo casco para la ciudad.Quiere ser uno y parte. Es una torre, como la de La Castellana, porque el edificio debe ser un símbolo para el cliente, pero, sobre todo, porque queremos darle una vista a la gente que trabaje. No queríamos nada heroico.
P: ¿Y en qué le es reconocible como trabajo de su estudio?
P: ¿Y en qué le es reconocible como trabajo de su estudio?
R: Eso no es importante, me da igual. Se trabaja para las personas, no para el estilo. Eso de reconocerse a uno mismo en la obra, de exprimir una idea estética hasta el límite... es una idea estúpida. Piense en la arquitectura de los últimos 20 años. La que tiene más voluntad de estilo es la que peor envejece.
P: Pero, cuando su trabajo empezó a ser conocido, todos lo asociaban con un estilo: texturas, materiales...
R: Es verdad pero las texturas son sólo una parte del juego. Lo interesante es que los ingredientes son siempre los mismos: espacios, superficies, materiales, estructuras... Son los ingredientes más sencillos, como el que dice tomate, cebolla y aceite. Tienes que ser inteligente y usarlos para sacarles el mayor partido posible. Parece fácil pero no lo es: hacer las cosas simples para hacerlas mejores. Siempre digo que hay que desnudar la arquitectura; desnudarla, no reducirla. El edificio del BBVA es como un abc de la arquitectura: estructura, espacio, sol, sombra, abrigo, vegetación, intimidad...
P: ¿Cómo se lleva con los errores?
R: Los errores en arquitectura son incorregibles, o sea que los llevo mal. Y los proyectos que hacemos son grandes, siempre hay cosas que al final molestan. Pero son cosas concretas. Diría que no tenemos edificios falsos.
P. Lo recuerdo en Madrid, hace ocho años, cuando el Caixafórum. Cuántas cosas han pasado, ¿verdad?
R: De ese edificio estoy contento. Se hizo durante la burbuja, pero no es burbuja. Ni siquiera es excéntrico. Hay un corte [entre el edificio y el suelo], pero no es porque sí, porque nos gustara de esa manera. Tenía sentido, ganamos un espacio público. No era por vanidad. Odiamos la vanidad que se expresa en la arquitectura. Sé que hemos sido parte de una generación de arquitectos muy mimada y no hemos sido ajenos a ese mundo. Pero no encontrará una obra nuestra hecha para darnos placer a nosotros mismos.
P: ¿Y los cambios en el mundo que los rodea? Todo lo que era líquido que ahora es gas inestable.
R: Claro que afecta. Y se ve, la arquitectura que hacemos es más desnuda. Estoy en España y siento un poco de vergüenza, porque tenemos mucho trabajo y en este país están los mejores arquitectos pero no hay proyectos para ellos. ¿Qué ha cambiado? Los problemas de la sociedad. Los problemas de la sociedad se expresan en la arquitectura, se acabó el momento de excitación en el que el proceso era al revés. Se acabó felizmente. La arquitectura es una herramienta de la sociedad.
Vía: Diario "El Mundo"
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