A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en
mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.
Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco terror, te conozco.
Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocultas (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!
Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.
–De Las armas molidas, 1996
Juan Ramirez Ruiz
Aquel que no se a encontrado con el terror, no ha vivido ni vivira, se los digo yo que tantas veces lo he tenido enfrente mio, tantas que hasta se vuelve tu amigo y hasta parendes a reirte con él; lo unico que les recomiendo que nunca sean tan soberbios para reirse de él.
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