27.2.15

Yes, Yes, Yes!!! A propósito de BIG y su Archicomic

Portada del libro: "YES IS MORE"



Hace poco recupere mi libro de "Yes is More, Un Archicomic sobre la Evolución Arquitectónica" y bueno me he propuesto a leerlo, por lo cual publique una foto del libro y por ahí me dijeron que había tirado mi plata a la basura, lo cual me inquieto por ello decidí averiguar un poco de que va el libro antes de ponerme a leerlo y como aun no puedo dar una opinion personal, a continuación les dejo una critica realizada a BIG y su archicomic realizada por Alfredo Salgado del blog ¡Viva la Crítica!



Bjarke Ingels


¿Celebridad o Arquitecto? Bjarke Ingels ha llamado nuestra atención a la critica y nos invita a cuestionarnos cuál es su verdadero talento: si proyectar y diseñar buena arquitectura o saber vender su imagen a través de creaciones digitales sin esencia ni pretexto.

Cuestiono si podríamos ver, si nos acercásemos mas profundamente a su obra, o mas bien a sus proyectos, que esta estrella fugaz se ha basado en la sobre-explotación de los medios sociales, la vacuidad y de la inmediatez de la actualidad para ser el punto focal de atención del mundo mediático, sin realmente matizar el valor arquitectónico de su obra maestra que se basa en la tecnología digital más que en el performance de su construcción.

Yes is More, el archicomic publicado por Bjarke Ingels nos presenta, vista desde los ojos de nuestro protagónico y paradigmático personaje de la era virtual, una sátira de la performance de la arquitectura, en el que se ilustran magistralmente las estrategias que este arquitecto aplica para situarse como número uno en las listas de popularidad, además de valerse por supuesto de su muy evidente carisma. De esta manera, BIG logra presentarse como un real y verdadero triunfador, tomando cada línea escrita sobre su arquitectura como un premio sin realmente poner atención a lo que se este diciendo sobre su arquitectura, convirtiéndola a ésta y a su porpia vida en una especie de reality virtual.

En su archicomic nos habla de esta nueva evolución de la arquitectura que él manifiesta en la cual se logra apreciar única y realmente la propagación de su obra mediante la utilización de estrategias y tecnologías mediáticas. Es decir, Ingels utiliza este cómic como una estrategia de abaratamiento, por así llamarlo, de la arquitectura en la cual no es necesario ser un arquitecto o tener conocimiento alguno de la arquitectura para lograr comprender sus proyectos y conceptos.

Es esencial recalcar que la arquitectura debe ser diseñada, estudiada, analizada y reflexionada por un arquitecto y que ningún tipo de caricaturización de ésta la puede justificar mas que esta por si sola. Peter Zumthor nos demuestra con Pensar la arquitectura cómo debe plantearse un libro que hable sobre la reflexión de su obra . Zumthor nos guía a través de su pensamiento introspectivo sobre su manera de observar y percibir a su entorno a la hora de crear un espacio generador de una atmósfera, logrado únicamente gracias a la pureza de su naturaleza arquitectónica: “Cuando me pongo a pensar en arquitectura emergen en mí determinadas imágenes. Muchas están relacionadas con mi formación y con mi trabajo como arquitecto; contienen el saber que, con el paso del tiempo, he podido adquirir sobre la arquitectura”[1]. Ingels por su parte, utiliza esta publicación para vender su arquitectura y conseguir un nombre en el mundo de la fama, no para reflexionar sobre ésta.

Debemos cuestionarnos si Ingels es culpable de su propia situación cuando ha nacido y vivido en un mundo consternado únicamente con la inmediatez. Un mundo en el cual no se requiere de alegato alguno para ser famoso, y su esencia y espíritu son únicamente una capa superficial que cubre la falsa complejidad de la arquitectura. Un mundo que nos habla de una plasticidad errónea, escalas magníficas únicamente logradas virtualmente y evidenciando la escasez de programa arquitectónico que pasa a un segundo plano posterior a la expresión idealizada, concebida por una corriente visionaria que simplemente puede propagarse elementalmente en un mundo virtual sin dejar de ser algo inconstruible.

Ése es en el caso de su proyecto Zira Zero Island, en el cual imita las topografías de la bahía de Azerbaiyán, para crear siete conjuntos residenciales. Es notoria la ignorancia que este renombrado arquitecto demuestra sobre su contexto y su concepto arquitectónico. Es evidente que son ignorados ese entorno y esa bahía que brindan la pauta para que el proyecto de Bjarke Ingels se vuelva un hito; es decir, que el desarrollo propuesto busca competir con las preexistencias sin brindarles ningún respeto o si evidenciar que son aquellas topografías las que le permiten ese iconicismo. Si observamos a Luis Barragán, cómo retoma los conceptos de la hacienda mexicana y de la soledad, transformándolos en una arquitectura vanguardista del Movimiento Moderno sin necesidad alguna de publicidad o de sobreponerse sobre las mismas haciendas mexicanas, reconocemos una evidencia de cómo la buena arquitectura retoma su entorno, su contexto y su funcionalismo, revolviéndolo y demostrándolo plásticamente, y no en una imagen virtual.

Derivado de esto, puede plantearse que, por ende, la arquitectura hace evidente la falta de lo esencial y primordial, que se puede lograr con la buena selección de un concepto fundamentalmente basado en los orígenes culturales, políticos, económicos y sociales de cierto lugar, para que de esta manera se pueda proyectar una arquitectura que genere emociones y cree atmósferas sin dejar de satisfacer a la vista.

Tomamos a la vista como una prolongación del tacto y no como el sentido predominante que anula a los demás, y que se deja fascinar por morfologías sorprendentes o vanguardistas, a lo que parece apelar el proyecto People’s Building. En él se observa (virtualmente) una morfología impactante que reta a la destreza de la ingeniería pero que, sin embargo, carece de una esencia verdadera o de un programa arquitectónico. Se puede observar el sorprendente exterior del edificio, pero no obstante es evidente la escasa planificación de los espacios interiores y, mucho más aún, de la función que van a satisfacer. Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos si debemos revisar nuevamente a los maestros por excelencia del funcionalismo -Van der Rohe, Gropius o Le Corbusier-, para volver a tomar en cuenta, los cinco principios de la arquitectura, la escala del ser humano o sus necesidades, para así lograr cumplir con una función y una solución arquitectónica.

Reitero que la publicidad y el mundo mediático no hacen justicia si no llevan a analizar el posible talento o potencial del arquitecto, rescatando su visión y reflexión sobre la crisis en la que se encuentra la arquitectura hoy en día, y cuál es su propuesta para resolverla o contraatacarla, ya que si continuamos alabando al mismo arquitecto, estudiaremos a aquéllos que únicamente construyan el 8% de sus proyectos.

La arquitectura por excelencia se basa en el concepto, en su entorno y es así como logra la manifestación de su rendimiento. Bjarke Ingels, puede lograr hacer muy buena arquitectura, arquitectura de esencia, arquitectura de atmósfera y contenido, sin embargo tiene que dejar de postularse en el mundo mediático y concentrar su energía, enfoque y talento en la pureza de su obra dejando a un lado su fama y egocentrismo.



[1] Peter Zumthor, “En busca de la arquitectura perdida” en Pensar la Arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, 2004
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